Obituario por el doctor Pérez Vázquez

Redacción.- Por el presidente de la Academia Médico Quirúrgica Española (AMQE), el profesor Luis Ortiz Quintana.

“Mi hermano José Manuel Pérez Vázquez nos ha dejado víctima de este virus invisible que asola nuestro país desde hace dos meses. Lo ha hecho en su tierra natal, Galicia y se ha ido sin hacer ruido, apenas un suspiro.

Recuerdo cuando le conocí aquel año de 1974, en el HGUGM, entonces CSPFF, en el servicio de Medicina Nuclear que lideraba el Prof. Pérez Modrego y el Prof. Juan Negueruela.

Yo estaba haciendo mi tesis doctoral conjuntamente con Negueruela sobre radioisótopos y circulación útero-placentaria y él

acababa de volver de Paris de hacer una estancia en el Instituto Curie. El Prof. Pérez Vázquez pasó a dirigir el servicio de Medicina Nuclear al obtener la cátedra de Granada de Radiología el Prof. Negueruela. Desde el primer momento nos unió una gran complicidad dada nuestra afinidad por las mismas inquietudes profesionales, culturales y sociales. Compartimos juntos muchas horas de juventud y tertulias amenas.

Como resultado de nuestra gran amistad y compañerismo caminamos juntos por la vida primero en mi etapa de Director Médico Gerente de ASISA en Madrid en la que se incorpora a su Comisión Delegada y cuando decido presentarme a la presidencia de la AMQE me acompaña como vicepresidente primero, de estos hace ya 21 años y desde entonces hasta el día de hoy.

Si quisiera destacar algo de José Manuel como persona humana destacaría su enorme sentido de la amistad y de la lealtad. Nunca tuvimos el más mínimo roce en nuestra relación personal y profesional. Siempre me daba su opinión y su consejo pensando lo que era mejor para mí y para la institución. Era de esas personas que a todos nos gustaría tener a nuestro lado, inteligente, competente, sincero, simpático, culto, y por encima de todo ello una inquebrantable lealtad a sus amigos. Sentía un gran amor por su tierra natal a la que se desplazaba con muchísima frecuencia pasando además de los veranos muchos fines de semanas y puentes festivos. Su espíritu gallego lo llevaba a todas partes por donde iba y en Madrid era uno de los gallegos más ilustres.

Padre y marido ejemplar con un enorme sentido de la familia, adoraba a su mujer y a sus tres hijos, especialmente a su hija Elena con la que tenía una mezcla de admiración y amor que he tenido oportunidad de visualizar.

Desde el punto de vista profesional quiero destacar su papel como jefe del servicio de medicina nuclear del Hospital General Universitario Gregorio Marañón durante más de treinta años, siendo uno de los profesionales de referencia a nivel nacional de su especialidad. Su espíritu emprendedor le llevo a montar un centro de excelencia en el ámbito privado de la medicina nuclear, la clínica Cinca, que alcanzó el máximo prestigio, ofreciendo la misma calidad asistencial en este centro de la que se estaba ofreciendo en la sanidad pública.

Todavía en estado de shock escribo estas líneas con la única finalidad que la de rendir tributo personal, de toda la Junta de Gobierno de la Academia Médico-Quirúrgica Española y del Consejo Rector de ASISA, a un gran amigo, un gran profesional y una gran persona. Descanse en paz.”



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