La SEEN cree necesario más estudios para identificar factores de riesgo modificables que prevengan tumores neuroendocrinos

Redacción.-Además del cáncer de tiroides, la endocrinología se ocupa de los tumores neuroendocrinos que, como explica la doctora Cristina Lamas, coordinadora general del Área de Neuroendocrinología de la SEEN, “derivan de las células neuroendocrinas que, aunque tienen un origen embrionario común (la cresta neural), se distribuyen por todo el organismo y se especializan en la producción de distintas hormonas, dependiendo del órgano final en que se alojan”. Encontramos tumores neuroendocrinos en distintos órganos y sistemas, siendo la localización más frecuente el sistema digestivo (principalmente el páncreas, seguido del intestino delgado), pero también en vías respiratorias, glándulas endocrinas o sistema nervioso autónomo, entre otros.

Con una incidencia en España de unos 5 casos por 100.000 habitantes al año, se trata de tumores poco frecuentes, salvo en familias que presentan enfermedades hereditarias predisponentes. “La prevalencia de estos tumores ha ido aumentando en los últimos años, debido a un mayor diagnóstico por la disponibilidad de más y mejores técnicas de imagen, y a su larga supervivencia, al haber aumentado los casos que se diagnostican en estadios precoces”, indica la Dra. Lamas y añade que “sabemos poco respecto a los factores de riesgo para este tipo concreto de tumores; son necesarios más estudios que nos ayuden a identificar factores modificables para prevenir su aparición en la población”.

“Los tumores neuroendocrinos suelen clasificarse en función de su localización, pero también de su mayor o menor agresividad, de su tamaño y extensión, y de su capacidad para fabricar y liberar hormonas”, apunta la especialista. Estas hormonas producidas en exceso son responsables de los síntomas asociados a estos tumores: dolor abdominal, obstrucción intestinal o biliar, tos, dificultad respiratoria, diarrea, hipoglucemias, hipertensión arterial, diabetes, alteraciones hidroelectrolíticas y úlceras gastrointestinales. “A menudo, es el estudio de estos síntomas por un endocrinólogo el que lleva al diagnóstico. Nuestro conocimiento de las características del tejido endocrino nos va a permitir elegir las mejores técnicas diagnósticas para cada paciente y su correcta interpretación“, expone Lamas.

Una vez diagnosticado, el manejo de un tumor neuroendocrino requiere de un equipo multidisciplinar, con endocrinólogos, cirujanos, oncólogos, radioterapeutas, radiólogos, patólogos y expertos en medicina nuclear, ya que los posibles tratamientos son muchos: intervenciones quirúrgicas, tratamientos hormonales, utilización de isótopos radioactivos o fármacos biológicos, quimioterapia y radioterapia. “El papel del endocrinólogo se centrará en la valoración del tratamiento más indicado en cada situación, en el control de los síntomas inducidos por la hipersecreción hormonal y en el uso terapéutico de antagonistas de receptores hormonales”, destaca la doctora.



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