Dr. Matesanz: «Me fijé en los hospitales españoles donde se estaban haciendo mejor las cosas»

Dr. Rafael MatesanzRedacción.- El  31 de marzo será el último día que el Dr. Rafael Matesanz esté en la sede de la ONT, la Organización Nacional de Trasplantes en Madrid. Tras 28 años casi ininterrumpidos al frente de un sistema de donación y trasplante que todos los países envidian, el Dr. Matesanz hace balance de sus trayectoria en esta esta entrevista publicada hace pocos días en el diario «ABC». Compartimos con ustedes aquellas cuestiones más relevantes por el interés que tienen:

Pregunta.- ¿Cómo se crea de cero un organismo como la ONT?

Respuesta.- Cuando empecé, la situación de los trasplantes era caótica. A finales de los años 80 no había nada organizado, era poco más que un sistema de reparto de riñones. Yo era nefrólogo clínico en el hospital Ramón y Cajal y nadie en su sano juicio quería hacerse cargo de un proyecto que no existía. Probablemente por eso se lo dieron a alguien sin adscripción política.

P.- Tampoco tenían un referente al que copiar.

R.- No, solo me fijé en los hospitales españoles donde se estaban haciendo mejor las cosas. Lo que hice fue trasladar esa organización al resto de hospitales españoles y funcionó. Entonces en trasplantes trabajaba gente muy joven con mucho entusiasmo y ganas de que salieran las cosas.

P- ¿Cuál ha sido el secreto del éxito?

R-El haber trabajado de forma descentralizada desde el principio. Nunca quise crear un sistema piramidal con mando sobre las autonomías. Todo se hacía desde la discusión y el consenso; yo solo coordinaba. A los tres años ya éramos líderes mundiales y la gente vio que merecía la pena brindarnos apoyo. El que se vieran resultados con rapidez fue crucial.

P.- ¿Y este modelo no hubiera funcionado para gestionar el resto del sistema sanitario?

R.- Sí, por supuesto. Cuando estuve trabajando en la Toscana, además de coordinar los trasplantes les organicé la atención oncológica. Puse en marcha un sistema de coordinación en red, no había grandes edificios como el CNIO, pero se aprovechó todo lo que había de radioterapia, quimioterapia, prevención, detección precoz… Esto también se podría haber hecho con la Oncología en España o con el tratamiento de las enfermedades raras.

P.- ¿Ha habido algún momento en el que el sistema de trasplantes español haya peligrado?

R.- Sí, lo estuvo cuando DKMS, una empresa privada alemana empezó a reclutar donantes de médula ósea en España. Fue un ataque frontal al sistema, se quería privatizar y lo pasamos francamente mal. Afortunadamente el Ministerio de Sanidad respondió bien y se prohibió con un decreto ley su actividad en nuestro país. Los apoyos que tenía esta gente eran muy peligrosos, no solo en España, sino en la Unión Europea. Se contrataron servicios jurídicos muy potentes, pusieron muchos millones encima de la mesa, decían que los enfermos españoles estaban muriendo porque el sistema no funcionaba bien en nuestro país, había ataques desaforados en redes sociales… En Bruselas una persona de la Comisión Europea me amenazó personalmente. Fueron momentos muy complicados y se pidió mi cabeza. Era un momento muy duro de crisis económica y tengo correos donde se me dice que España estaba en una situación de bancarrota y que no se podían evitar acciones de este tipo. Afortunadamente, esto ya pasó. DKMS ha renunciado a tener un registro en España y estamos en trámites de recuperar los donantes que captaron cuando llegaron a nuestro país.

P.- ¿Cuál podría ser el próximo trasplante, quizá el de útero?

R.- No soy partidario porque no creo que esté justificado el riesgo. Técnicamente es un trasplante complicado. Se necesita pasar por dos cirugías y tomar fármacos inmunosupresores para obtener un beneficio que se puede obtener por otras vías como es la gestación subrogada. Solo se ha logrado con éxito en Suecia y de diez realizados, solo han conseguido el nacimiento de cuatro niños.

 

 

 

 



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