Tabaquismo en la Farmacia

A cada cual hay que darle lo suyo. Me gusta mucho la iniciativa iniciada por la farmacéutica María José Mora Luque en Sevilla, donde realiza un Servicio de Deshabituación Tabáquica en Oficinas de Farmacia mediante seguimiento farmacoterapéutico.

Conviene recordar que el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos puso en marcha el “Plan Estratégico para el Desarrollo de la Atención Farmacéutica: Indicación Farmacéutica en Deshabituación Tabáquica”.
Porque sobre las ventajas de dejar de fumar hay que destacar que el abandono del tabaco supone una mejora en la calidad de vida que puede observarse de inmediato. Tan solo treinta minutos después de fumar, el sujeto recupera su presión sanguínea y su pulso cardíaco normales y aumenta la temperatura de las extremidades, hasta recuperar la normalidad, como consecuencia de la mejora de la circulación de la sangre. Apenas ocho horas después, sus niveles de oxígeno en sangre se normalizan y desde ese mismo instante empieza a disminuir su riesgo de sufrir una crisis cardiaca. Además, si tenía alguna enfermedad relacionada con el consumo de tabaco, aumentan sus posibilidades de recuperación.

A las 48 horas ya se ha eliminado toda la nicotina del organismo y se restablece sensibilidad del gusto y del olfato. Al tercer día, el sujeto respira mejor debido a la relajación de los circuitos bronquiales.
Después de tres semanas disminuye sustancialmente o desaparece por completo la tos característica del fumador crónico, mientras los pulmones y la circulación sanguínea mejoran. También desaparece la halitosis y la tinción dental a las pocas semanas. Incluso comienza a disminuir el riesgo de aparición de arrugas cutáneas faciales.

A los tres meses se normaliza por completo la función pulmonar, con lo que mejora la resistencia física. Asimismo, varios meses sin fumar consiguen un incremento en las concentraciones de HDL colesterol, lo que se halla claramente relacionado con una disminución de la progresión de la placa de ateroma.

Tras un año el riesgo de muerte súbita se ha reducido a la mitad y a los cinco años de abstinencia el riesgo de infarto agudo de miocardio es similar al de un individuo que nunca fumó.

El riesgo de accidente cerebro‐vascular disminuye conforme se incrementa el tiempo de abandono del tabaquismo, equiparándose al de un no fumador a los diez años del abandono y su riesgo de padecer un cáncer de pulmón disminuye en un 45 por ciento.

Independientemente de la edad, los síntomas relacionados con la existencia de enfermedad péptica, cardiopatía isquémica y enfermedad vascular periférica, mejoran al dejar de fumar. Bien es cierto que los fumadores que abandonan el hábito antes de los 50 años presentan la mitad de riesgo de muerte en los siguientes 15 años que aquellos que continúan fumando. Aunque siempre se obtienen beneficios, son menores cuanto más tarde se produce el cese del hábito.

El ejemplo de María José Mora Luque hay que tenerlo en cuenta y considerarlo como corresponde. Seguro.



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