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Anemia Neonatal
Las principales causas de anemia hemorrágica en un recién nacido son como consecuencia de: 1) accidentes obstétricos o malformaciones placentarias, del cordón umbilical; 2) hemorragias internas, o 3) hemorragias ocultas feto-fetales o feto maternas.
Hay que tener en cuenta que una pérdida rápida de 30 – 50 mL de sangre, en un R.N. es suficiente para producir palidez y shock hipovolémico, por lo que una hemorragia neonatal aguda debe considerarse una urgencia grave.
Los accidentes obstétricos y las malformaciones de la placenta o del cordón umbilical
pueden dar lugar a hemorragias más o menos intensas y como consecuencia ser responsables de anemias neonatales de distinta gravedad.
También pueden producirse hemorragias fetales que condicionan anemia grave neonatal como consecuencia del placenta previa, abruptio placentae y por corte por el bisturí de la placenta o del cordón en el curso de una operación cesárea.
En los partos de nalgas pueden originarse hemorragias a nivel de distintos órganos: hígado, bazo, riñones, suprarrenales o en el área retroperitoneal.
La hemorragia feto-fetal es relativamente frecuente en los embarazos gemelares monocoriales. Habitualmente un gemelo es anémico (donante) mientras el otro presenta una policitemia (receptor). A este síndrome se le conoce con el nombre de transfusión feto-fetal o transfusión interfetal.