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Telemedicina y adaptación de protocolos, claves para adaptar al paciente oncológico en pandemia
Redacción.- El Dr. Ignacio Gil Bazo, codirector del Departamento de Oncología Médica de la Clínica Universidad de Navarra (CUN) en la sede de Pamplona, afirma que “un tumor que avanza sin tratamiento reduce la ventana de oportunidad, limita la finalidad del propio tratamiento, ya que puede pasar de ser curativo a paliativo, y afecta negativamente a la calidad de vida posterior del paciente”.
A la luz de los últimos datos publicados a finales de diciembre por varias instituciones, como SEOM, SEOR o AECC, en el que se muestra un descenso del 21% en el diagnóstico de nuevos casos entre marzo y junio de 2020 por efecto de la pandemia, los co-directores de Oncología Médica de la Clínica Universidad de Navarra reflexionan, en el Día Mundial del Cáncer, sobre el impacto que conlleva este retraso en el diagnóstico en los pacientes con cáncer.
El Dr. Antonio González, codirector del Departamento en la sede de Madrid, destaca que “todo tumor nace en un órgano concreto de forma aislada y, si no se trata, va avanzando. No es lo mismo que el paciente comience con síntomas y busque ayuda en marzo a que lo haga tres meses después».
Tal y como recoge la CUN, en plena tercera ola, ambos especialistas explican que habrá que esperar para conocer cuáles serán las consecuencias globales, después de un año marcado por la pandemia: “El descenso del 21% de nuevos diagnósticos está acotado a marzo-junio de 2020, necesitaremos nuevos estudios para saber cuál ha sido el impacto real, pero es razonable pensar que para cuando termine la tercera ola estaremos en torno al 30%”, explica el Dr. Gil Bazo.
“De marzo a junio, todo se paró. Pero en los siguientes meses, muchas personas seguían teniendo miedo y han evitado salir de sus casas y acudir a los hospitales. No solo en el caso de tener algún síntoma o cambio en el cuerpo, sino que han dejado de realizar los cribados de tumores tan prevalentes como el cáncer de mama, colon o pulmón. Y los efectos de ese retraso los conoceremos en el futuro”, indica.
Posponer el diagnóstico no influye solo en las tasas de curación de una enfermedad tan prevalente como el cáncer (cada año se diagnostican en España en torno a 275.000 nuevos casos y la incidencia continúa aumentado), sino también en aquellos pacientes que pese a no tener un tratamiento curativo sí pueden frenar o cronificar el desarrollo del tumor.
“Durante el confinamiento, muchos pacientes vinieron a la Clínica tras tener síntomas durante varias semanas y sin haber podido ni completar las pruebas diagnósticas ni comenzar el tratamiento. De esta manera, tuvimos que acelerar las pruebas y la obtención de los resultados y así poder recuperar el tiempo perdido”, apunta el Dr. Gil Bazo.