Tal y como recoge Quirónsalud, todo ello, es imprescindible tenerlo en cuenta especialmente ahora, que estamos padeciendo estas olas de calor extremo y la exposición lumínica es tan intensa. Es fundamental incrementar la protección de los ojos tanto del sol (rayos UV) como del aire caliente. Por ello, es imprescindible usar, siempre que estemos en el exterior, unas gafas con filtro UV de calidad, tanto si estamos expuestos al sol directo como si estamos en el exterior bajo la sombra, para evitar el daño de estos rayos UV en nuestra superficie ocular (conjuntiva y cornea) como en nuestra retina (mácula especialmente). Unas gafas de sol grandes además de proteger nuestros ojos actúan como un envolvente para la zona de alrededor de los ojos que es muy delicada. El contorno del ojo tiene la piel más fina y frágil de todo el rostro.

Las altas temperaturas afectan especialmente a los pacientes con ojo seco ya que pueden ayudar a la evaporación de la película lagrimal. También es necesario destacar que con las altas temperaturas se hace un mayor uso de aires acondicionados y ventiladores que desecan y tienen un gran impacto en pacientes con síndrome de ojo seco.

El principal efecto del calor en la vista es la sequedad ocular como consecuencia de la evaporación de las lágrimas. En estos pacientes el menisco lagrimal es escaso, el tiempo de ruptura de la película lagrimal es más corto de lo habitual y las altas temperaturas dejan el epitelio corneal y conjuntival expuesto rápidamente.