Quirónsalud Barcelona realizará una campaña de concienciación para evaluar la enfermedad hepática en pacientes de riesgo

Redacción.- El hígado graso no alcohólico es una enfermedad asociada a trastornos metabólicos, como la obesidad, hipertensión, dislipemias, el síndrome metabólico o la diabetes de tipo 2, y afecta a un 30% de la población en Cataluña. Asimismo, hasta un 70% de los pacientes con diabetes tipo 2 y pruebas de función hepática normales pueden presentar hígado graso y un 25% de ellos presentan ya lesiones histológicas de esteatohepatitis (inflamación hepática) y fibrosis hepática. Sin embargo, solo una pequeña parte de los pacientes con hígado graso no alcohólico desarrollan cirrosis.

Tal y como recoge Quirónsalud, con motivo del Día Internacional del Hígado graso, hoy, 12 de junio, el Servicio de Medicina Interna participará en la coalición de grupos a nivel internacional (NASHday) para informar sobre la enfermedad hepática grasa del hígado y habilitará un espacio en el vestíbulo del hospital ofreciendo la posibilidad de realizar de forma gratuita pruebas para evaluar el estado del hígado en pacientes con factores de riesgo.

En concreto, las personas que estén interesadas podrán realizarse una Elastografía de Transición, una técnica que el Hospital Quirónsalud Barcelona ha incorporado recientemente. Se trata de un método no invasivo e indoloro que a través de ondas de ultrasonidos proporciona indicadores –permite valorar un volumen de tejido 100 veces superior a una biopsia hepática– para tomar decisiones sobre el tratamiento, seguimiento o pronóstico a largo plazo de las enfermedades hepáticas crónicas, que pueden derivar en cirrosis o cáncer de hígado.

Muchas de estas enfermedades evolucionan de forma lenta durante muchos años y no producen síntomas, por lo que no se diagnostican hasta que están en fases muy avanzadas. Esta técnica permite medir la elasticidad del hígado, que nos proporciona información sobre la rigidez de este órgano, un indicador clave para valorar si el paciente tiene cirrosis –que se produce cuando el hígado está muy rígido por presencia de cicatrización–; también aporta indicadores sobre la grasa o viscosidad del hígado. Los pacientes con el hígado graso pueden desarrollar esteatohepatitis que, si no se trata, puede llevar a la fibrosis hepática – una acumulación de tejido cicatricial-, que a su vez puede progresar y llevar a cirrosis, fallo hepático y cáncer de hígado.

«Aproximadamente ocho de cada diez personas con obesidad y seis a siete de cada diez diabéticos desarrollarán hígado graso a lo largo de su vida, con las complicaciones asociadas para el hígado y el sistema cardiovascular, que es la principal causa de mortalidad en este grupo de pacientes » explica el Dr. José Altamirano, hepatólogo y facultativo del Servicio de Medicina Interna del Hospital Quirónsalud Barcelona.



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