Ocho de cada diez pacientes trasplantados que se contagian de COVID-19 superan la infección

Redacción.- La supervivencia de los pacientes trasplantados de órganos que desarrollaron COVID-19 ha sido mayor en la segunda ola de la pandemia en comparación con la primera. Así se concluye de un estudio liderado por la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y en el que ha participado la Red de Donación y Trasplante española.

La Red ha trabajado intensamente para mantener la actividad y velar por los pacientes en lista de espera durante la pandemia, y se ha volcado en generar evidencia sobre el impacto de la infección causada por SARS-CoV-2 en los pacientes trasplantados.

El estudio ha contado con la asesoría del Grupo de Estudio de Infección en el Trasplante y el Huésped Inmunocomprometido (GESITRA-IC) perteneciente a la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC).

Sus resultados se acaban de publicar en la reputada revista científica Transplantation.

Tal y como recoge el Ministerio de Sanidad, bajo el título COVID-19 en pacientes trasplantados de órganos sólidos en España en 2020: ¿Doblegando la ola?, analiza la repercusión de la COVID-19 en 1.634 pacientes trasplantados de órganos que desarrollaron la enfermedad a lo largo del pasado año y compara la evolución de 690 casos diagnosticados durante la primera ola de la pandemia (antes del 13 de julio) con respecto a 944 diagnosticados durante la segunda ola (después del 13 de julio).

Los resultados muestran que la infección no impacta de forma tan importante en los pacientes trasplantados como se creía en un primer momento. Así, la mortalidad en pacientes trasplantados que desarrollan la COVID-19 que se observó durante la primera ola (26%) se redujo a un 17% durante la segunda, lo que refleja que el 83% de estos pacientes superan la enfermedad.

«La tasa que se ha registrado en el segundo periodo es más real que la que inicialmente se describió en este colectivo. Una gran noticia para los pacientes trasplantados», afirma Beatriz Domínguez-Gil, directora general de la ONT. En este análisis también se aprecia la reducción de la necesidad de ingreso hospitalario (de 87% a 58%) y el desarrollo del síndrome de distrés respiratorio agudo (de 34% a 21%).

«La reducción en la letalidad está motivada en gran medida por la mayor capacidad del sistema sanitario para diagnosticar casos asintomáticos o con sintomatología leve en el segundo periodo, que no detectábamos en marzo o abril«, añade Mario Fernández-Ruiz, presidente de GESITRA-IC y coautor del estudio. Así, para evaluar si la mortalidad realmente había disminuido a lo largo del tiempo, se compararon casos con un nivel de gravedad similar en las dos olas.

De este modo, no se observaron diferencias en mortalidad entre las dos olas cuando el análisis se efectuó específicamente en los pacientes que requirieron ingreso hospitalario. También fue similar en ambos periodos cuando el análisis se limitó a los pacientes que ingresaron en una unidad de cuidados intensivos (UCI).



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