Nuevas técnicas quirúrgicas para abordar el Parkinson

Redacción.-La enfermedad de Parkinson es una patología neurodegenerativa que afecta al movimiento, cuyos síntomas se agravan a medida que progresa. Esto motiva que haya pacientes que acaban siendo refractarios a los tratamientos farmacológicos convencionales o que experimenten efectos secundarios difícilmente tolerables.

Tal y como recoge Quirónsalud, para ellos existe la alternativa de la estimulación cerebral profunda, que consiste en la implantación de electrodos dentro de ciertas áreas del cerebro. En el Hospital El Pilar, del grupo Quirónsalud en Barcelona, se han empezado a realizar estas intervenciones bajo anestesia completa del paciente.

En la mayoría de los centros esta operación se realiza con el paciente despierto, debido a las dificultades que hasta ahora existían para poder identificar de forma correcta que la ubicación de los electrodos estaba en la zona planificada.

“Las mejoras que ha habido en los últimos años en los equipos de resonancia nos ofrecen una imagen de muy buena calidad que ahora nos permite hacer esta localización de una forma directa”, comenta el Dr. Pedro Roldán, el especialista en Neurocirugía que ha implantado la nueva técnica con anestesia general en el Hospital El Pilar.

Mucho menor tiempo quirúrgico

“Mediante esta técnica el paciente no sufre ni en el preoperatorio ni en el intraoperatorio y nos permite darle de alta mucho más tempranamente sin muchos de los efectos desagradables de la abstinencia a su medicación y sin sufrimiento operatorio, ya que estos se operan bajo anestesia general. Además, cuidamos del aspecto estético y tampoco se rasura la cabeza, con lo cual su percepción de enfermedad es mucho menor y se atreven a salir antes del hospital y reincorporarse cuanto antes a su vida cotidiana”, añade el Dr. Roldán.

En este nuevo abordaje de la estimulación cerebral profunda se lleva a cabo una resonancia magnética cerebral, realizada bajo anestesia general para evitar temblores del paciente que puedan afectar a la imagen, y una tomografía computarizada craneal con contraste. El objetivo de ambas pruebas de imagen es permitir al cirujano la planificación precisa para la colocación de los electrodos.



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