M. Esteban: «Deberíamos estar vacunando sin descanso»

Redacción.- El virólogo Mariano Esteban lidera el equipo que está desarrollando una de las tres vacunas contra el SARS-CoV-2 del CSIC. El 13 de enero de 2019 se difundió la secuencia genética del coronavirus y ese mismo día, Esteban, que ya había decidido reducir su actividad investigadora, pensó: “Vamos a por la vacuna”.

En una entrevista con el CSIC, Esteban insiste: hay que reducir los contactos entre personas y vacunar sin descanso. El investigador repite, además, una idea clave: “No habrá una vacuna ganadora”, sino varias que iremos combinando para lograr una protección mayor.

A continuación se recoge parte de la entrevista.

Pregunta: Desde hace semanas lidiamos con una nueva ola de la pandemia, hay más contagios y fallecimientos y crece la presión hospitalaria. ¿Cómo valora la situación epidemiológica?

Respuesta: Estamos en una situación preocupante. El virus está descontrolado y se extiende por todas las comunidades autónomas. En el resto de Europa sucede lo mismo. En este contexto, la vacunación es el remedio más eficaz. En Israel, donde ya se han vacunado dos millones de personas, el porcentaje de infecciones ha disminuido notablemente, entre un 40 y un 60%. Respecto a los confinamientos, tenemos ejemplos como Vietnam, Singapur o Taiwán donde se está controlando bien la pandemia. Es decir, hay países que, en ausencia de vacunas, utilizan procedimientos de control de la expansión del virus. Es cierto que allí existen otras formas de vida, pero aquí necesitamos restricciones en los contactos entre personas y en la movilidad, y suministrar las vacunas lo más rápido posible. Deberíamos estar vacunando sin descanso.

P: Recientemente, el experto en salud pública Rafael Bengoa defendía un confinamiento severo y subrayaba que, aunque ahora controlamos mejor a nivel clínico a los pacientes de covid-19, tenemos el reto de lidiar con esta nueva ola y a la vez gestionar ágilmente la vacunación.  

R: Claro. El problema es que se están acumulando las infecciones, los hospitales y UCIS se saturan y en estos días se está produciendo una explosión de casos, con lo cual el acceso a los centros hospitalarios será más complicado. Eso dificultará la atención hacia patologías distintas a la covid-19 y quizá la propia gestión de la vacunación. Por eso tenemos que utilizar todos los recursos disponibles: centros de salud y profesionales, pero también hospitales privados, el ejército, distintos grupos de personas que puedan administrar la vacuna…

P: A nivel científico ha habido una carrera contrarreloj para desarrollar la vacuna en un tiempo récord, pero la vacunación va más lenta de lo previsto. ¿Eso genera frustración?

R: Es impensable que en el ámbito científico estemos utilizando todos los recursos, tecnologías y esfuerzo personal para conseguir vacunas, algo que no es fácil, y que una vez que las tenemos no se actúe rapidísimamente. Sí, es frustrante. Se ha hecho un esfuerzo tremendo gracias a la implicación a nivel global de la comunidad científica, el sector empresarial, los sistemas sanitarios… Deberíamos estar terminando las dosis recibidas y tener un plan estructurado para automatizar los procesos, con un protocolo claro para todos los hospitales y centros de salud. Hace falta mucha más planificación. Los científicos tenemos protocolos que seguimos escrupulosamente en los experimentos. En la industria sucede igual, hay protocolos de producción con pasos definidos. Eso es importante para suministrar las vacunas. Se está realizando un esfuerzo general, pero faltan protocolos para administrarlas adecuadamente.

P: De momento se están administrando las vacunas de Pfizer y Moderna, y probablemente la de la Universidad de Oxford-AstraZeneca será la siguiente en llegar. ¿En qué se diferencian?

R: Las de Pfizer y Moderna, que se basan en ARN mensajero, son más semejantes entre sí. Son vacunas muy sencillas, en las que una molécula está encapsulada en una estructura lipídica, como si fuera una gota de grasa en cuyo interior están las moléculas de ARN. Cuando se administra, esa cubierta facilita que el ARN penetre en el interior de la célula, se una a los ribosomas y produzca la proteína S del coronavirus que activa una respuesta inmune. Ya se ha visto en los ensayos clínicos [con humanos] en fase 3 que este tipo de vacuna confiere una protección de más del 90%. La de la Universidad de Oxford utiliza un vector distinto, un adenovirus que se aisló del chimpancé. Este virus, que es de ADN y tiene incorporado en su material genético el gen S del coronavirus, es el vehículo que penetra en la célula y libera la molécula de ARN. Eso provoca la producción de la proteína S y la activación de la respuesta inmune, con la consiguiente protección (70-90%) frente a la infección por SARS-CoV-2.

P: En alguna ocasión ha señalado que las vacunas son unos medicamentos en los que la relación entre riesgos y beneficios es incluso más favorable que en otros fármacos.

R: Sí, es algo que está muy demostrado desde que empezó la vacunación en una época en la que se utilizaban vacunas muy crudas. Sabemos que nos curan. El riesgo es siempre mínimo y el beneficio, enorme. Hemos erradicado la viruela y estamos a punto de erradicar la polio. Y en enfermedades como el sarampión o la hepatitis, las vacunas han demostrado su eficacia, al igual que frente a otras enfermedades bacterianas y víricas.

P: Han publicado en un artículo en la revista Journal of Virology que su candidato vacunal tiene una eficacia del 100% en ratones, lo que abre la vía para empezar con los ensayos clínicos en humanos. Con lo avanzado hasta ahora, ¿cuáles diría que son las ventajas de su vacuna?

R: Sí, acabamos de terminar una fase con ratones susceptibles a la infección y hemos demostrado que la vacuna protege un 100% frente a la infección del SARS-CoV-2. Eso es muy importante. Protege frente a la enfermedad, frente a la letalidad y frente a la replicación del virus. Además, al ser una vacuna muy estable, puede conservarse y administrarse en cualquier lugar. También estamos viendo que confiere una inmunidad amplia y creemos que más duradera. Otra ventaja es que se podrá combinar con las vacunas que ya se están administrando a la población. Hemos demostrado en modelos animales que la combinación de vacunas distintas tiene efectos protectores más potentes que una vacunación con dos dosis de la misma vacuna.

P: ¿Qué pasos van a dar en las próximas semanas? ¿Ya están planificados los ensayos clínicos?

R: De momento estamos completando los ensayos en animales con macacos y hámsters para presentar un dossier a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios y a la Agencia Europea del Medicamento y, si cumplimos los requisitos, obtener su aprobación. A la vez, la empresa española Biofabri está produciendo los lotes para empezar los ensayos clínicos en primavera; comenzaremos con la fase 1 con unos 112 voluntarios, para ver los efectos de dosis; después iremos a la fase 2, con 500, para ver la inmunogenicidad y la seguridad; y si todo fuera bien pasaremos a la fase 3, ya con 20.000 o 30.000 personas sanas, para demostrar la eficacia de la vacuna.



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