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Los nuevos tratamientos para esclerosis múltiple generan beneficios a los pacientes
Redacción.- La esclerosis múltiple -que este domingo, 30 de mayo, ha celebrado su Día Mundial– es una de las enfermedades neurológicas más frecuentes entre los adultos jóvenes y supone la segunda causa de discapacidad en este grupo de población, tras los accidentes de tráfico y laborales, con una mayor prevalencia en mujeres. Afecta a más de 2,2 millones de personas en el mundo y a unas 55.000 en España.
Tal y como recoge Farmaindustria, inflamación, dolor, problemas de visión y, sobre todo, de movilidad, fatiga o deterioro cognitivo a largo plazo son solo algunos de los problemas que acarrea esta enfermedad en los pacientes que la padecen.
Por tanto, su importante impacto en la calidad de vida hace que, como en todas las enfermedades degenerativas, sea vital la investigación biomédica para intentar obtener tratamientos curativos o, cuando menos, que permitan retrasar su progresión y paliar sus efectos.
Hoy no existe una cura para la esclerosis múltiple, por lo que los tratamientos están centrados en retrasar la progresión de la enfermedad, prevenir recaídas y controlar los síntomas de manera efectiva. La innovación farmacéutica ha evolucionado de manera muy significativa en este campo en los últimos años, con la incorporación al arsenal terapéutico de nuevos tipos de tratamientos y la apertura de nuevas líneas de investigación.
Esta patología ha vivido una auténtica revolución farmacológica iniciada hace tres décadas, que ha transformado la vida de los pacientes.
Hasta mediados de los años 90, los esteroides fueron el tratamiento central contra la esclerosis múltiple para retrasar el avance de la enfermedad, permitiendo una cierta recuperación después de una recaída, controlando los síntomas, si bien no modificaban la progresión de la enfermedad ni la recuperación a largo plazo.