Hasta el 20% de niños con Artritis Idiopática Juvenil desarrollan uveítis

Redacción, 07-03-2024.- Se estima que entre el 5 y el 10% de las uveítis ocurren antes de los 16 años. En la mayoría de los casos tienen un curso crónico y cuentan con particularidades específicas que pueden ocasionar consecuencias graves o muy graves pudiendo llegar hasta la ceguera si no se diagnostican y se tratan adecuadamente.

“De ahí la necesidad de favorecer una detección temprana que, junto con un manejo multidisciplinar adecuado, son esenciales para prevenir complicaciones oculares a largo plazo. El impacto sobre la calidad de vida de la disminución de la agudeza visual u otras secuelas oculares también es importante y debe atenderse de forma específica y multidimensional por parte del equipo asistencial”, según ha puesto de manifiesto el Dr. Joan Calzada-Hernández, del Servicio de Reumatología Pediátrica del Hospital Sant Joan de Déu, Barcelona.

En el marco del IV Curso SER de Patología Ocular Inflamatoria, que ha tenido lugar con la colaboración de UCB, el especialista ha explicado que “la uveítis más frecuente en la edad pediátrica es la anterior; seguida de la intermedia, de la panuveitis y de la posterior. En ocasiones puede aparecer de forma aislada o en asociación a otras enfermedades. En este sentido, hasta un 20% de las niñas y los niños con Artritis Idiopática Juvenil (AIJ) desarrollan uveítis (anterior de curso crónico), principal manifestación extraarticular de la enfermedad que representa uno de los principales condicionantes generales del pronóstico y secuelas en pacientes con AIJ. La principal causa de uveítis intermedia es la pars planitis. Y en cuanto a las uveítis posteriores pueden aparecer en el contexto del síndrome de Behçet o infecciones, entre otras. También puede aparecer uveítis en diferentes enfermedades autoinflamatorias como, por ejemplo, el síndrome de Blau”.

Las uveítis en la infancia tienen características diferenciales tanto en las causas subyacentes, como en su presentación clínica y manejo. Por lo general tienen un curso crónico y se expresan sintomáticamente de forma muy escasa, según la SER.

De hecho, “muchas veces son asintomáticas y cuando se perciben alteraciones éstas son ya en forma de secuela”, ha advertido el Dr. Calzada-Hernández



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