Expertos reclaman más diálogo que fármacos en la salud mental infantil

Redacción.- De tal vez una falta de detección de patología a un sobre diagnóstico con etiquetas que cargan, como por ejemplo en la «tan inflada hiperactividad», al menor de fármacos para presuntamente enderezar su conducta. Es una evolución en las consultas de salud mental de los últimos años. El Congreso Nacional de la Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y el Adolescente, que hasta hoy acoge el Palacio Conde Ansúrez de Valladolid, desterró, la solución farmacológica como abusos, en ocasiones, «promovido por los laboratorios» en las psicoterapias en vez de afrontar los casos con el diálogo y, en el caso de los más pequeños, con su sustituto que es la observación del niño.

Los especialistas, afirma el diario Norte de Castilla, prefieren hablar de problemas emocionales y no psiquiátricos para evitar estigmatizar al paciente y consideran, no obstante, que el incremento de casos se produce porque se tiene más en cuenta el desarrollo emocional del menor, según lo destacó ayer la coordinadora de las jornadas, Mónica Avellón, psicóloga clínica de Sacyl, quien explicó que bajo el título ‘Relación y grupo. Implicaciones psicoterapéuticas’, este certamen buscan profundizar en el estudio de la psicoterapia y la ayuda a menores.

Consideran los especialistas que un buen abordaje de los problemas de la infancia ofrece mejores perspectivas en la edad adulta.

Un lujo para esta XXVII edición del encuentro fue la primera mesa, moderada por el jefe de Psiquiatría del Río Hortega, Fernando Colina, que contó con la intervención de dos grandes psicoterapeutas, el francés Bernard Golse y el bilbaíno Alberto Lasa Zulueta.

Defendió el profesor Golse la necesidad de respetar el ritmo de desarrollo del niño y, en una reflexión diseñada a partir de la experiencia del Instituto Pikler-Loczy de Budapest, creado en 1946 para acoger a los niños de la guerra, maltratados por la vida, explicó que el resultado de la coherencia, continuidad y la profesionalidad de cuidadores de referencia por los que han pasado cinco mil niños ya, permiten establecer que una socialización primaria condiciona la secundaria y el equilibrio dentro de un grupo. Estos niños amparados por un aprendizaje propio, pero en presencia de un adulto, resultaron tener finalmente un desarrollo alejado en general de la conducta repetitiva de un maltratador, con menos pasicopatologías e, incluso, menos trastornos alimentarios.

Y defendió especialmente las actividades libres, en espacios diáfanos para el niño en convivencia con los encuentros de calidad con los adultos. «La libertad de movimiento prepara la de pensamiento».

Por su parte, Alberto Lasa analizó los juegos y amistades de la infancia, del periodo de latencia, y los movimientos desde un mayor predominio de lo intrapsíquico hacia lo exterior, del ‘superyo’ hacia el ‘yo’.

La importancia, entre los cinco años y hasta la pubertad, de las vivencias, identificaciones y capacidad de resolución de conflictos hacia la edad adulta a través de un recorrido por cinco parámetros clínicos. Un camino que marcará la salud futura.



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