Estudios relacionan la obesidad con el cáncer de tiroides 

Redacción.-La obesidad es una enfermedad que se caracteriza por una acumulación excesiva de grasa corporal. En la actualidad, es uno de los problemas de salud pública más serios que hace que nos encontremos ante una situación de pandemia, según recoge Quirónsalud.

Según los últimos datos aportados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 40 % de personas adultas tienen sobrepeso y 41 millones de niños menores de cinco años tienen sobrepeso.

Hay evidencias que relacionan el sobrepeso y la obesidad al aumento de riesgo de algunos tipos de tumores y, aunque a día de hoy no hay una demostración clara, múltiples estudios de investigación ya publicados relacionan la obesidad con alteraciones de la función tiroidea (disfunción glandular o hipotiroidismo), y el cáncer de tiroides.

El hipotiroidismo es un trastorno metabólico de déficit de hormonas tiroideas (tiroxina), que se caracteriza por una disminución de la actividad orgánica que afecta a funciones neuronales, digestivas y cardiocirculatorias, entre otras. Independientemente de la causa que lo genere, los síntomas del hipotiroidismo suelen aparecer poco a poco y puede asociarse al aumento de peso, debilidad o fatiga, intolerancia al frío, falta de apetito, estreñimiento, alteraciones menstruales, depresión, sequedad de piel y cabello, anemia y edema facial o de extremidades.

En casos extremos, incluso puede aparecer derrame pleural (acumulación de líquido dentro del espacio pleura) y pericárdico o alteraciones electrocardiográficas pudiendo llegar en última instancia al coma mixedematoso (es infrecuente y afecta fundamentalmente a mujeres ancianas).

Para la responsable del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital La Luz, Dra. María Luisa de Mingo, «existen varias hipótesis por las cuales la obesidad y el hipotiroidismo podrían estar interrelacionados. Entre ellas se encuentran el proceso adaptativo que sufre el organismo de la persona obesa para intentar aumentar el gasto energético y la aparición en el obeso de alteraciones del eje hipotálamo-hipofiso-tiroideo y de un cierto componente de resistencia a la acción de la hormona tiroidea».

Según la especialista, «debemos tener especial cuidado en la valoración de la función tiroidea en el obeso, ya que éste puede tener una elevación de TSH –del inglés Thyroid Stimulating Hormone – (hormona tirotrópica que regula la producción de las hormonas tiroideas), debida a la propia obesidad sin existir un hipotiroidismo real».

Según la doctora de Mingo, «la hormona leptina, la que regula el apetito, podría también estar implicada en la alteración tiroidea del obeso ya que parece participar en la regulación de la secreción de la TSH. La correlación encontrada en los estudios entre el índice de masa corporal (IMC) y la TSH es positiva, es decir, a mayor IMC mayor es la elevación de TSH».



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