El pequeño presentaba un reflujo vesicoureteral de alto grado, un problema grave que afecta a la orina ya que, en lugar de ser expulsada, hace el recorrido inverso desde la vejiga hasta los uréteres y, en algunos casos, a los riñones. A pesar de haber recibido tratamiento quirúrgico previo mediante endoscopia, no se obtuvo el resultado previsible y, por este motivo, los urólogos pediátricos decidieron practicar un reimplante del uréter utilizando este avance, ya que combina precisión y eficacia en los resultados.
El uso de esta técnica, realizada por la Sección de Urología Infantil del Servicio de Cirugía Pediátrica del 12 de Octubre, ha logrado corregir esta malformación de manera definitiva, reducir significativamente el riesgo de daño renal, disminuir las infecciones urinarias de repetición y mejorar su calidad de vida.
Tal y como recoge el hospital, este hito abre nuevas posibilidades para el tratamiento de niños pequeños con pesos muy bajos, marcando un antes y un después en el manejo de estas patologías.
Aunque el instrumento quirúrgico empleado en este caso es mayor que el de una laparoscopia, este sistema de vanguardia ofrece múltiples ventajas. Sus brazos eliminan el temblor humano, favoreciendo movimientos más específicos, y la cámara de alta definición y en 3D genera una visión más amplia del campo quirúrgico, fundamental en anatomías complejas como la pediátrica. Además, la rigurosa precisión en la manipulación de tejidos, minimiza el riesgo de sangrado y acelera la recuperación del paciente.