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Dr. López del Val: «El 50 % de los pacientes con epilepsia vive estigmatizado»
Redacción, 12-02-2024.-La epilepsia es una enfermedad crónica del sistema nervioso, caracterizada principalmente por crisis espontáneas recurrentes, sean convulsivas o no, y la posible pérdida del conocimiento.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 50 millones de personas en todo el mundo sufren de epilepsia, lo que la convierte en la enfermedad neurológica más común. La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que en España padecen epilepsia unas 400.000 personas y cada año se detectan entre 12.400 y 22.000 nuevos casos.
La identificación y el diagnóstico de la epilepsia es muy importante para pautar un tratamiento adecuado. La heterogeneidad en los síntomas de la enfermedad hace que hasta el 25% de las crisis epilépticas puedan pasar inadvertidas por los pacientes y familiares, provocando un retraso en el diagnóstico de esta patología que puede alcanzar hasta los diez años.
“Para dar con un diagnóstico se necesita una correcta historia clínica en la que el paciente describa cualquier tipo de crisis (parcial o generalizada) y si es necesario, realizar una prueba complementaria de apoyo, como sería un electroencefalograma o una resonancia cerebral”, explica el Dr. Javier López del Val, neurólogo de HLA Clínica Montpellier.
Existen numerosas causas por las que una persona puede llegar a desarrollar epilepsia, pero también existen casos en los que se desconoce el origen de esta enfermedad.
“En la clínica diaria, se encuentra lo que denominamos epilepsias primarias (sin origen conocido), que en un pequeño porcentaje puede existir un componente genético, aunque en la mayoría de los casos este no existe, tratándose de anomalías o ‘cortocircuitos’ entre neuronas de la corteza cerebral. Otros diagnósticos de epilepsia son secundarios, debiéndose a cualquier tipo de lesión adquirida con el tiempo a causa de traumatismos, tumores, accidentes vasculares, infecciones cerebrales, etc.”, añade el doctor.
El experto añade que lo más importante es describir y reconocer las crisis. Para diagnosticar a un paciente epiléptico, es necesario que haya dos o más crisis. Una crisis aislada por fiebre en un niño o por un síncope prolongado en un adulto no define a un epiléptico, por eso es importante establecer un diagnóstico correcto.