Día Internacional del Linfedema

Redacción.- El confinamiento y el impacto de la pandemia de la COVID-19 sobre los recursos del sistema de salud han tenido un efecto negativo sobre el tratamiento y seguimiento de los pacientes con linfedema.

Esta patología puede alterar la imagen corporal del paciente hasta el punto de llegar a limitar su autonomía y condicionar las actividades básicas de su vida diaria por lo que los profesionales hacen hincapié en la importancia del diagnóstico precoz.

En el último año se ha producido “un incremento de episodios de linfangitis y una reducción de las posibilidades de realizar un correcto tratamiento tanto conservador como quirúrgico, lo que ha sido una tónica dominante en nuestro país”, advierte el Dr. Jaume Masià, Jefe del departamento de Cirugía Plástica del Hospital Sant Pau y del Hospital del Mar así como de la unidad de cirugía y reconstrucción del linfedema de la Clínica Planas, en el marco del día internacional del linfedema.

En esta línea también se sitúa el Dr. Iván Ibáñez, Jefe del departamento de Medicina nutricional, ejercicio físico y anti-edad de la Clínica Planas, quien asegura que la pandemia generada por la crisis de la COVID-19 ha retrasado el diagnóstico y pronóstico de la enfermedad. Aun así “cabe destacar la existencia de unidades de linfedema en centros y hospitales que han desarrollado guías y rutas durante la pandemia para que el paciente que padezca linfedema pueda apoyarse en ellas”, señala.

En comparación con los países de su entorno, España se encuentra por debajo de la media europea en relación con el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.

No disponemos de los medios necesarios para tratar a toda la población que lo precisa y esto se traduce en un buen número de pacientes abandonados, que no se contabilizan y que acaban siendo olvidados por un sistema de salud con limitaciones considerables”, ha recalcado el Dr. Masià.



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