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El autocuidado en Glaucoma
Podemos decir que el glaucoma engloba un conjunto de enfermedades que se caracterizan por un aumento de la presión intraocular que puede producir lesiones en el nervio óptico que terminen produciendo ceguera. De hecho es una de las primeras causas de ceguera en el planeta, siendo según datos de la OMS, causa del glaucoma la ceguera que sufren más de 4 millones y medio de personas en el mundo. La prevalencia aumenta con la edad, en mayores de 40 años es de un 2,4 por ciento pero por encima de los 70 aumenta hasta superar el 7 por ciento. La existencia de antecedentes familiares o la existencia de otras enfermedades sistémicas u oculares también deben considerarse.
De forma general, tal y como señala ‘Mundo Farmacéutico’, publicación del Grupo Cofares, se suele identificar una hipertensión ocular con glaucoma cuando en realidad se trata del efecto y la causa. Actualmente se considera que el factor de riesgo más importante para el desarrollo del glaucoma es la hipertensión ocular, pero podemos tener pacientes con glaucoma con una presión intraocular normal.
Formación y drenaje del humor acuoso
El humor acuoso es una solución incolora que desempeña una serie de funciones de gran trascendencia:
Mantener la presión intraocular.
Nutrir y oxigenar la córnea y el cristalino, eliminando los productos de desecho.
Conservación de su propia transparencia.
El humor acuoso está en continua formación es segregado por la red capilar de la cámara posterior del ojo de ahí fluye hacia la cámara anterior a través de la pupila y sale de forma pasiva, siguiendo una de estas dos vías:
A través del tejido trabecular hacia la circulación general, que supone entre un 80 y un 95 por ciento del flujo de salida. Esta vía es la diana principal de los tratamientos convencionales del glaucoma.
A través de los músculos ciliares que supone una salida minoritaria y es diana de tratamientos más selectivos.
Este flujo no es constante y varía a lo largo del día. En él están implicados el sistema nervioso central, el sistema nervioso autónomo, el sistema vascular, tiene influencias hormonales y de la propia actividad metabólica del individuo.
Para que el humor acuoso realice de forma adecuada sus funciones debe existir un equilibrio casi perfecto entre su formación y su drenaje, de manera que la presión intraocular se mantenga entre los 10 y los 21 mmHg.
Clasificación del Glaucoma
La forma más sencilla de clasificar el glaucoma, apunta la publicación, se realiza en base a la cámara anterior periférica, dividiéndolo en glaucoma de ángulo abierto que es el más frecuente y de ángulo cerrado. Existe también un glaucoma congénito cuya frecuencia es muy baja (alrededor del
1 por ciento) y suele estar asociado a alteraciones oculares o anomalías congénitas.
Ambos tipos se pueden dividir a su vez en glaucoma primario, cuya causa no es otra afección ocular y glaucoma secundario cuando el desencadenante del aumento de la presión intraocular es otro factor que afecta al drenaje del humor acuoso, bien sistémico como puede ser la diabetes, bien otras patologías oculares o bien tratamientos con medicamentos como los corticoides.
Glaucoma de ángulo abierto
Un defecto en el sistema de drenaje impide la salida normal del humor acuoso con el consiguiente aumento de la presión intraocular. Es la forma más común de esta enfermedad. El inicio es progresivo y al inicio no presenta síntomas con lo que el diagnóstico suele ser tardío y las lesiones y alteraciones del campo visual irreversibles. Existen factores de riesgo como miopía elevada, edad avanzada, diabetes o presión arterial sistólica alta que nos pueden hacer sospechar el problema. También hay evidencia del componente hereditario.
Glaucoma de ángulo cerrado
Suele darse en pacientes cuyos ojos están anatómicamente predispuestos puesto que el ángulo entre el iris y la córnea es estrecho. Ante 7 situaciones que varían la dilatación de la pupila, como la administración de fármacos anticolinérgicos o simpaticomiméticos se puede bloquear el paso del humor acuosos a través de la misma produciéndose un aumento de la presión en la cámara posterior. Este aumento de presión se ejerce sobre toda la superficie del globo ocular incluidos el nervio óptico y los vasos que lo irrigan, originando en ellos un daño irreversible.
Diagnóstico
El diagnóstico, informa finalmente ‘Mundo Farmacéutico’, se basará en determinaciones que se llevan a cabo con diferentes técnicas diagnósticas:
Medida de la presión intraocular
Observación de la papila óptica
Medida del ángulo iridocorneal
Determinación del campo visual