Vacunas: el ansiado repelente antipalúdico

En mayo de 2007 la LX Asamblea Mundial de la Salud instituyó el 25 de abril como el Día Mundial del Paludismo, con el objetivo de reconocer los esfuerzos que se llevan a cabo en todo el mundo para controlar la malaria.

Los programas de prevención puestos en marcha en los países en vías de desarrollos que se centran en el empleo de mosquiteras y de insecticidas de larga duración aún no son suficientes para reducir el número de afectados, aunque sí están dando algunos frutos. Las esperanzas están puestas en las nuevas vacunas en desarrollo.

El 40 por ciento de la población mundial está amenazada por la malaria. Su parásito infecta a más de 500 millones de habitantes del planeta y causa la muerte a más de un millón al año, casi todos habitantes del Africa subsahariana.

Si se valora la forma de transmisión, se podría pensar que es complicado adquirirla, ya que la malaria la transmiten las hembras del mosquito Anopheles, que necesitan vivir más de diez días para poder infectar. La vida media de estas hembras es de unos siete días, pero cuando superan ese periodo es para infectar, ya que una vez que consiguen su objetivo mueren.

El clima tropical y subtropical, con lluvias abundantes, favorece la diseminación de los Anopheles, pero la falta de acceso a los servicios de salud y a los medicamentos y la ausencia de pautas preventivas eficaces aumentan el riesgo de morbi-mortalidad por paludismo en estos países.



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