Infeccion Connatal por Citomegalovirus

La infección prenatal y perinatal por citomegalovirus (CMV) es la más frecuente de todas las infecciones en este periodo de la vida.

 

Los citomegalovirus son virus DNA, miembros de la familia de los herpesvirus y derivan su nombre de la citopatología de las células infectadas, que se caracteriza por aumento del tamaño celular, con inclusiones intranucleares y citoplasmáticas.

 

Las rutas de transmisión incluyen la vía transplacentaria, perinatal, al pasar por el tracto genital femenino o postnatal como consecuencia de la ingestión de leche materna contaminada, sangre o hemoderivados infectados.

 

Habitualmente la infección por CMV en niños, adolescentes y adultos es subclínica y sólo en el 10% de los casos es aparente con un cuadro «simil-mononucleósico». Sin embargo en el feto, en los pacientes inmunodeficientes y en los que reciben terapia inmunodepresora la infección por CMV puede ser especialmente grave.

 

Las principales manifestaciones clínicas de la infección sintomática por CMV incluyen retraso de crecimiento intrauterino, hepato-esplanomegalia y manifestaciones cutáneas como púrpura y petequias localizadas generalmente en tronco y extremidades y que en ocasiones suponen la única alteración detectable en el momento del nacimiento.

 

La pérdida auditiva es la secuela más frecuente de la infección por CMV afectando también hasta un 15% de los recién nacidos asintomáticos. Por lo tanto, debe valorarse cuidadosamente en el periodo neonatal y en las primeras etapas de lactante.

 

El diagnóstico de infección congénita por CMV se realiza por identificación del virus en las muestras clínicas tomadas de recién nacidos infectados durante las 3 semanas posteriores al parto ya que a partir de ese momento la infección también puede considerarse perinatal o postnatal.

 

La detección del DNA del CMV mediante reacción en cadena polimerasa (PCR) en orina y sobre todo en líquido cefalorraquídeo, es otro método de diagnóstico sensible, rápido y específico, útil también con fines pronósticos ya que su positividad en LCR se correlaciona con la posterior aparición de secuelas.

 

Algunos autores sugieren que los recién nacidos estables, sin afectación neurológica o con manifestaciones que se van resolviendo espontáneamente precisan únicamente un seguimiento clínico riguroso. Sin embargo si existe persistencia o empeoramiento del cuadro clínico y más aún, compromiso vital parece indicado la terapia con ganciclovir.

 

La inmunización pasiva con inmunoglobulina hiperinmune anti-CMV y la inmunización activa con una vacuna viva atenuada anti-CMV constituyen dos opciones atractivas para la profilaxis contra las infecciones congénitas por CMV, aunque no disponemos de datos de ensayos clínicos.



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