Es una infección crónica, en la que tras la primoinfección, el individuo afectado puede estar asintomático durante largas temporadas, reactivándose la enfermedad coincidiendo con períodos de inmunodepresión. La puerta de entrad suele ser pulmonar, por inhalación de secreciones respiratorias de un enfermo bacilífero. La infección puede quedar localizada a nivel pulmonar o distribuirse por todo el organismo, pudiéndose poner de manifiesto en cualquier órgano. El Mycobacterium tuberculosis es el principal agente causal de la tuberculosis. La infección tuberculosa suele ser un proceso crónico debilitante que se manifiesta con fiebre bien tolerada, sudoración nocturna, astenia, anorexia y pérdida progresiva de peso. Junto a ello existen los síntomas propios del principal órgano afectado, que puede ser los pulmones, la pleura, el sistema nervioso entral, el sistema gastrointestinal, el sistema osteoarticular o el sistema genitourinario.
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