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Tripanosomiasis
El género Tripanosoma comprende 20 especies de protozoos flagelados de la familia Trypanosomatidae; sólo dos de las especies afectan al ser humano y el resto producen enfermedades en los animales. Se han clasificado en dos grupos:
– Salivaria: se multiplican en el vector (mosca tsé-tsé), en las glándulas salivales, desde donde se transmite a los mamíferos por la picadura. La especie más importante es Tripanosoma brucei. Produce en el hombre la enfermedad del sueño.
– Stercoraria: se multiplica en el vector (chinches), en el intestino posterior, eliminándose por las heces y contaminando la picadura que produce este insecto hematófago. La especie más importante es Trypanosoma cruzi, que produce la enfermedad de Chagas.
Tripanosomiasis africana: también llamada enfermedad del sueño. El agente causal es el Trypanosoma brucei. En las manifestaciones clínicas pueden distinguirse las siguientes fases: fase de chancro de inoculación, zona edematosa en forma de ampolla, pruriginosa o dolorosa, que parece a los pocos días en el lugar de la picadura. La fase hematolinfática, se caracteriza por fiebre irregular, cefalea y linfadenopatías, también puede aparecer anemia, prurito, dolores musculares y articulares, edema facial y pérdida de peso. La fase menigoencefalitica, fase típica, en la que aparecen temblores, convulsiones, somnolencia/insomnio, ataxia, parálisis, hiperestesia profunda, trastornos de la conducta y del habla. El paciente puede entrar en un estado precomatoso.
Enfermedad de Chagas, tripanosomiasis americana: producida por Trypanosoma cruzi. Presenta dos períodos: agudo y crónico. La etapa aguda suele ser asintomática. En el lugar de inoculación se produce una respuesta inflamatoria que constituye una pequeña lesión moderada denominada chagoma. Si la puerta de entrada es la conjuntiva, se produce un edema palpebral y de los tejidos perioculares, el denominado signo de Romaña. Estos signos locales pueden seguirse de fiebre, malestar, anorexia, edema en cara o extremidades, linfadenopatía generalizada y hepatoesplenomegalia. Aunque el parásito puede invadir cualquier célula, tiene predilección por el músculo cardíaco y esquelético, así como por el SNC, por lo que las manifestaciones clínicas más importantes son la miocarditis, la meningoencefalitis y las lesiones en el sistema nervioso autónomo del intestino. Una vez superada la etapa aguda, la mayoría de los infectados pasan por un periodo intermedio, sin sintomatología clínica. Por último una proporción variable de personas infectadas desarrolla, años o décadas después, lesiones cardíacas y megavísceras que caracterizan el período crónico chagásico.