Infección por Citomegalovirus

El citomegalovirus (CMV) o virus de las inclusiones citomegálicas es un herpesvirus capaz de ocasionar en el hospedador sano un cuadro mononucleósico similar al causado por el VEB. Aparte de poder ocasionar malformaciones congénitas graves, su mayor interés radica en su capacidad para permanecer en estado de latencia de por vida en las células de los pacientes infectados y de este modo reactivarse con grandes manifestaciones clínicas en situaciones de inmunodepresión. El virus se aísla en múltiples productos biológicos, como sangre, saliva, semen, secreciones vaginales, leche, orina y heces. Se propaga por exposición intima, repetida y prolongada. Es frecuente su transmisión sexual. Una vez adquirido el CMV, causa una reacción linfocitaria a base de linfocitos T citotóxicos, que son los responsables del cuadro mononucleósico. Esta primoinfección puede ser sintomática o asintomática. Posteriormente el virus se acantona en las células del hospedador, para reactivarse y dar lugar a infección diseminada en situaciones de inmunodepresión celular T. La manifestación clínica más frecuente es un cuadro mononucleósico similar al causado por el VEB, si bien no suelen evidenciarse la faringitis y las adenopatías cervicales, y por el contrario es más intensa la hepatitis. El periodo de incubación es de 20-60 días. La clínica consiste en fiebre elevada, mialgias, cefalea y esplenomegalia.



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