Hepatitis Fulminante

También denominada insuficiencia hepática aguda grave (IHAG). Es un cuadro clínico poco frecuente, pero extraordinariamente grave, caracterizado por la existencia de una importante insuficiencia hepatocelular en un individuo sin enfermedad hepática previa. El fracaso de la función hepática se traduce a nivel clínico por la aparición de signos de encefalopatía hepática. Las hepatitis virales son las responsables de la gran mayoría de las insuficiencia hepática aguda grave. Otras causas se deben a toxicidad directa, tanto de fármacos, como el paracetamol, como de productos industriales, disolventes clorados, fósforo blanco, o plantas, como ciertas setas del grupo Amanita. Otros fármacos también pueden producir un cuadro de IHAG a través de reacciones de hipersensibilidad o idiosincrasia. Los más frecuentes son el halothane, la isoniacida, los antiinflamatorios no esteroideos, los inhibidores de la monoaminooxidasa y los antitiroideos.

La manifestación clínica más evidente es la encefalopatía hepática, que suele aparecer en el curso de una enfermedad hepática aguda ya conocida, o más raramente antes de que aparezcan signos o síntomas de hepatopatía. Junto a la encefalopatía y los signos de enfermedad hepática, como ictericia y coluria, la desaparición o disminución de la matidez hepática a la percusión es un signo clásico en la IHAG.

Existen una serie de manifestaciones aparentemente extrahepáticas, que con muchísima frecuencia complican la evolución de una IHAG. Las más importantes son: el edema cerebral, insuficiencia renal e infecciones bacterianas y fúngicas.



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