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Glaucoma
El glaucoma es una neuropatía óptica progresiva, consecuencia de un aumento de la presión ocular, que produce una pérdida del campo visual e incluso puede llevar a la ceguera. Aunque se distinguen varios tipos, el glaucoma crónico es el más frecuente y aparece a partir de los 40 años.
La intervención quirúrgica se plantea cuando el paciente presenta intolerancia al tratamiento médico o éste resulta insuficiente para evitar la progresión del glaucoma. Para tratar quirúrgicamente esta patología ocular existen distintas técnicas y corresponde al oftalmólogo recomendar la más adecuada para cada caso. El procedimiento más utilizado se denomina trabeculectomía, que puede ser perforante o no. Consiste en buscar una nueva salida hacia el exterior para el líquido situado delante del cristalino del ojo, llamado humor acuoso. La intervención dura unos 30 minutos y puede realizarse bajo anestesia tópica, administrada en gotas.
Con las técnicas empleadas actualmente, las complicaciones son escasas y pueden resolverse en los primeros días posteriores a la cirugía. La consecuencia más grave es la pérdida del efecto de la trabeculectomía, que supone el mantenimiento de la presión intraocular en niveles elevados.
Durante las primeras semanas siguientes a la operación, el paciente debe evitar los esfuerzos físicos y ha de aplicarse un colirio antiinflamatorio en el ojo intervenido. Así mismo, acudirá con frecuencia al oftalmólogo para comprobar que la salida del humor acuoso se realiza correctamente por la nueva vía y que la presión ocular se ha normalizado.
Javier Moreno. Director del departamento de Oftalmología de la Clínica Universidad de Navarra.