La conservación del volumen de líquido extracelular es la característica fundamental de la homeostasis de líquidos y electrolitos. El volumen circulante efectivo, que no puede medirse, es responsabilidad del grado de repleción del árbol arterial, que debe ser adecuado para mantener la perfusión tisular. Se reduce en la depleción de volumen, así como el volumen de líquido extra e intracelular.
Las principales etiologías de la depleción de volumen son: diabetes insípida, enfermedad de Addison, Acidosis tubular renal, Síndrome de Bartter, Diuresis osmótica, Diuresis postobstructiva, Insuficiencia renal crónica, diuréticos, hemorragia, causas digestivas, sudoración excesiva y quemaduras.
La clínica varía según el grado de depleción de volumen. En los casos ligeros puede haber astenia y taquicardia postural. Al progresar aparecen hipotensión ortostática y taquicardia. En las fases más avanzadas se desarrollan hipotensión, oliguria y colapso circulatorio. El grado de humedad de las mucosas y de elasticidad y turgencia de la piel sirve para medir el grado de hidratación en los adultos. Las manifestaciones clínicas aparte del grado de depleción, también dependen de la rapidez con que se instaure.
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